Faltan 10 minutos para las 10 de la noche, y tengo sueño, pero no podía dormir sin escribir lo que estoy viviendo estos días, a poco tiempo de la partida.
En estos momentos estoy viviendo con mi madre, como han de saber, el fían de semana pasado, vendí la mayoría de las cosas de mi casa (con pena debo reconocer), así que con Nicolás nos distanciamos un poco, (él sigue durmiendo allá) cada vez que nos vemos estamos tristes, pensamos lo poco que falta, repasando una y mil veces lo que debemos hacer, es agobiante estar en esta situación, cada día siento que muero un poquito, porque se acerca el día que tendré que dejarlo, a él, a mi familia, a toda ella, mi sobrinita Martina cada vez que le habló ella me sonrie, es hermosa. Antonia hija de mi hermana mayor, ella si que me va a desconocer, nace en Mayo. A la familia de Nicolás, que ha sido muy buena conmigo, y a mis amigas, las dos más grandes amigas que tengo María José y María teresa.
No me mal interpreten, tengo ansias de llegar a Montréal, tengo la sensación que esto va a resultar, la seguridad que nos va a ir bien, pero desprenderse de los que amamos, eso duele, y me apena. Siento un vacío en el estómago que me acompaña todo el día. Quisiera no pensar en ello, simplemente para evitar esta pena, pero no puedo, los días pasan y esto solo se agranda más.
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